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Jóvenes Redes Sociales 'Influencers' antirracistas, feministas y climáticas contra el odio: el estallido del nuevo activismo de las jóvenes en las redes

En los últimos años ha habido un 'boom' del activismo en las redes, sobre todo de chicas nacidas a finales de los 90 y los 2000, que difunden contenido político, accesible y viral a partir de sus vivencias.

Maria Bouabdellah en un dels seus vídeos.
Maria Bouabdellah en un de sus vídeos. YOUTUBE

Son millenials o generación Z, se definen como youtubers o comunicadoras y crean contenido político en redes como Instagram y YouTube. No militan en ningún partido y tienen un discurso muy trabajado en materia de antirracismo, feminismo y emergencia climática. A pesar de no identificarse del todo con la etiqueta de influencers, reconocen ejercer cierta influencia sobre sus miles de seguidores y por eso sienten una "responsabilidad". Una de ellas es Safiya Kerchaoui: "Yo lucho a través de las redes. Intento concienciar a la gente sobre lo que vivo desde un cuerpo de chica joven mora, de origen magrebí, musulmana, que lleva hiyab".

Kerchaoui es de Lleida, tiene 19 años y está estudiando Sociología en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Crea contenido en su Instagram sobre temas que le afectan directamente, como el racismo, la islamofobia y el machismo: "Me interesa hablar de todo tipo de opresiones". Empezó con 16 años "desde la rabia" por cosas que le pasaban. "Después de los ataques en Barcelona y Cambrils, empecé a recibir mucho racismo y no sabía como gestionar este miedo y odio que me tenía la gente". Por eso, desde aquel momento y hasta hoy, para ella las redes son una manera de "desfogarse" para "sobrevivir".

Cuando empezó, eran muy pocas o inexistentes las instagramers racializadas, pero esto ha ido cambiando con los años. Safia El Aaddam también es una de ellas: empezó escribiendo textos en Facebook hace seis años y ahora tiene más de 30.000 seguidores en su cuenta de Instagram, @hijadeinmigrantes. "La primera razón de compartir lo que me pasa es concienciar. Identificar situaciones para que la gente lo pueda ver y corregir", señala. Para esta joven de 25 años, igual que para Kerchaoui, exponer vivencias personales no solo la acerca a la gente, sino que significa "sanar". "Encontrarme con otras personas a quienes le ha pasado el mismo o que la gente reconozca que ha estado haciendo esto y de ahora en adelante no lo hará, la verdad es que me compensa mucho".

El Aaddam: "No es que no queramos estudiar y fracasemos, es que no nos dejáis. Estudiar es de ricos, no de pobres"

Una de las publicaciones más virales de El Aaddam es sobre la exclusión escolar de los niños en situación de pobreza. "Mi graduación es la de mi madre" es una de las frases que acompaña a las fotos de cuando se graduó en Filología Árabe en la Universitat de Barcelona (UB), y dónde explica la dureza de años de no tener libros escolares porque la familia no se lo podía permitir. La madre de El Aaddam es analfabeta y para ella, tener estudios universitarios ha supuesto navegar en un sistema lleno de obstáculos. "No, los pobres y los inmigrantes pobres no fracasan en el instituto. No nos cuesta. No es que no queramos estudiar y fracasemos, es que no nos dejáis. Estudiar es de ricos, no de pobres", sentencia. El Aaddam es también educadora social y escribe sobre antirracismo, clasismo y como afecta la pobreza a los niños e hijos de inmigrantes en el Estado. "Somos un medio de comunicación directo. La gente, sobre todo joven, pasa mucho tiempo en las redes y el acercamiento hace que nos siga y le guste el contenido".

Maria Bouabdellah es @viiirginmeri en Instagram, tiene 18 años y también es activista antirracista, además de estudiar periodismo en la UAB. "Hay una falta de representatividad de hijos de personas migradas y personas racializadas en las redes y en todas partes en general. Como persona a quien le han faltado estos referentes, creo que es importante que haya alguien que te hable sobre cómo renunció a sus orígenes porque así creía que podía encajar en lo estándar", explica. Ella habla en sus vídeos de aquello que le interpela y le afecta, y el racismo es uno de los elementos principales, pero también hace contenido más banal. Muchos de los vídeos los comparte en el YouTube de Canal Malaia, una plataforma que busca impulsar a los creadores de contenido digital en catalán.

Exponerse para conectar

La exposición pública es uno de los aspectos más delicados de su activismo. Las tres comparten vivencias personales en las redes, y esto las preocupa, pero a la vez señalan el poder catártico de darse cuenta de que sus experiencias son compartidas. "Crees que una cosa la has vivido tú y es muy fuerte, pero la publicas y ves que es estructural", dice Kerchaoui. Para Bouabdellah, merece la pena exponerse en tanto que "ayudas a trazar este camino hacia una sociedad antirracista". También las conecta entre ellas: "Vas creando una red bonita de apoyo con otra gente que visibiliza otras opresiones. Nos ayuda a formarnos y a incentivar más la lucha antirracista, feminista y contra la islamofobia", apunta Kerchaoui.

Kerchaoui: "Vas creando una red bonita de apoyo con otra gente que visibiliza otras opresiones"

Más allá del activismo antirracista, en los últimos años también han aumentado las influencers feministas y por la emergencia climática. Carlota Bruna tiene más de 170.000 seguidores en Instagram y explica que empezó a hacer activismo hace cinco o seis años, cuando se hizo vegana. "Es cuando me doy cuenta de que lo que estoy comiendo contribuye al maltrato animal y a la crisis climática y quiero que la gente también se dé cuenta de ello". Bruna, de 23 años, es nutricionista pero actualmente se dedica exclusivamente a la creación de contenido. Cuando empezó, no esperaba este impacto: "No me esperaba interés por la crisis climática, porque al final significa estar todo el día compartiendo problemas", dice. Pero actualmente "hay mucha gente dispuesta a cambiar día a día para ayudar al planeta y a los animales".

Laura Grau también es youtuber. Tiene 25 años y es @inflowenser en Twitter e Instagram, donde empezó a compartir vídeos cortos hace unos tres años. Ahora cuelga vídeos en YouTube con Canal Malaia. "Comparto ideas que tengo sobre algunos temas y que pueden tener un impacto político, que pueden ayudar a transformar algunas maneras de hacer", explica. También comenta temas que califica de banales. En el vídeo Masclisme i monogàmia a la Isla de las Tentaciones, por ejemplo, analiza de forma crítica este controvertido y exitoso programa de televisión. "Cojo temas que me interesan y que hablaría con mis amigas", dice. El feminismo, el consumo local y responsable y la gestión de las relaciones son algunos de sus temas principales.

Para todas ellas, su público mayoritario son chicas de entre 17 y 25 años, ya sean de Catalunya, el Estado u otros lugares, como América Latina. "Internet, nos guste más o menos, es un punto de encuentro, y más en pandemia", dice Bouabdellah. Coinciden en qué es un lugar de concienciación para su generación. "Creo que es la gran herramienta para formarnos políticamente y decidir en qué luchas queremos estar", apunta Grau. Y esto se traduce en las calles. "Las redes se han convertido en una cosa imprescindible para la lucha real", añade Kerchaoui. Y es que todo el contenido que se crea, se difunde y se comparte establece una base a partir de la cual luchar por la transformación social: "Somos una generación que pisará muy fuerte en el futuro y cambiará muchas normas sociales", concluye la activista.

De la pantalla a las calles

Para las activistas Safia El Aaddam y Safiya Kerchaoui, el activismo en redes les ha abierto la puerta a la acción política en las calles. La primera es impulsora de proyectos como la campaña Cede tu voto, que promueve que personas que se abstienen en las elecciones cedan el voto a una persona sin derecho a votar, es decir, las que no tienen la nacionalidad española. Kerchaoui ha participado en colectivos como la Red Antirracista de Tarragona o Chicas musulmanas de Elche. "Está bien hablar en las redes, llegas a mucha gente, pero necesitamos acciones a nivel de manifestaciones y acción política", afirma. Cada vez hay más jóvenes racializadas que se exponen públicamente y actúan de referentes. Para Kerchaoui, esto se debe a que los hijos de personas migradas han aprendido "a no callar y visibilizar este tipo de cosas". "Antes no había tanta comunidad, pero ahora esta generación nos apoyamos y nos damos fuerza entre todas, y creo que poco a poco se nos ha ido el miedo de visibilizar y concienciar".

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