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El independentismo conmemora el 1-O fracturado y con la vista puesta en el futuro de Puigdemont

Aragonès apuntala la estrategia de la mesa de diálogo en el debate de política general pero no evita la división estratégica independentista. Las entidades independentistas de Catalunya liderarán las movilizaciones del cuarto aniversario del 1-O con actos y marchas durante tres días en diversos puntos del país al margen de los partidos. 

Una estelada en una manifestación de octubre de 2019 por la libertad de los políticos independentistas presos. REUTERS/Sergio Perez
Una estelada en una manifestación de octubre de 2019 por la libertad de los políticos independentistas presos. Sergio Perez / REUTERS

Catalunya vivirá este viernes el cuarto aniversario de uno de los acontecimientos políticos y sociales de mayor trascendencia en muchas décadas. La conmemoración del referéndum de autodeterminación celebrado el 1 de octubre de 2017 que fue impulsado por el Govern de la Generalitat sin acuerdo con el Estado, secundado y participado por más de dos millones de personas, e intervenido con brutales cargas policiales por varios miles de agentes enviados a Catalunya por el Gobierno de Mariano Rajoy.

La conmemoración llega con una novedad importante: la salida de los dirigentes independentistas encarcelados por la aplicación de los indultos. Por tanto sin ninguna persona encarcelada; pero con la persistente realidad del llamado exilio independentista que se ha hecho especialmente presente en Catalunya, en el Estado y en el resto del mundo, con la breve detención en Cerdeña del que era el president de la Generalitat durante el 1-O, Carles Puigdemont.

Las entidades independentistas, encabezadas por la Assemblea Nacional Catalana,  serán las encargadas de realizar diversos actos y movilizaciones entre este 1 de octubre y el próximo domingo 3 de octubre, la otra fecha icónica para el independentismo por la imponente movilización y huelga general que ese día de hace cuatro años provocaron las protestas contra las cargas policiales del referéndum.

División entre el independentismo

El debate de política general que ha culminado este jueves en el Parlament ha puesto de manifiesto la división del independentismo a las puertas del cuarto aniversario del referéndum del 1 de octubre.

Al menos por lo que atañe a la estrategia que el mundo independentista debe seguir a partir de ahora para hacer efectiva la independencia de Catalunya después de que en las últimas elecciones los partidos independentistas llegaran al 52% de los votos.

Aragonès ha conseguido apuntalar la apuesta de ERC por la mesa de diálogo en el debate parlamentario como la única viable pero no ha podido evitar la imagen de fractura entre los grupos de la mayoría independentistas de la cámara catalana que han votado diferente en diversas propuestas de resolución.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el president de la Generalitat,  Pere Aragones, en su encuentro en el Palau de la Generalitat el pasado 15 de septiembre, previo a la primera reunión de la mesa de diálogo. REUTERS/Nacho Doce
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el president de la Generalitat, Pere Aragones, en su encuentro en el Palau de la Generalitat el pasado 15 de septiembre, previo a la primera reunión de la mesa de diálogo. Nacho Doce / REUTERS

Bien es cierto que no se ha materializado excesivamente la previsión que en el debate de política general la confrontación entre ERC y sus socios en el Govern de Junts sería de alta tensión. Incluso se han rehecho algunos puentes entre los dos socios y principales partidos del independentismo catalán.

Pero la imagen que supuso la ausencia de miembros de Junts en la reciente reunión de la mesa de diálogo entre el Govern de la Generalitat y el Gobierno español no se ha desvanecido, con claros ataques de los de Puigdemont a dicha mesa durante los debates.

Un nuevo referéndum o la vigencia del 1-O

La fractura en el independentismo se ha visualizado especialmente en la propuesta de la CUP para celebrar un nuevo referéndum de autodeterminación antes de finalizar la legislatura. Resolución que ni Esquerra, pero tampoco Junts, han querido apoyar.

El president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha recordado que "en el acuerdo de investidura [con los anticapitalistas] no se detalla ninguna fecha y se emplaza al Govern a trabajar para generar las condiciones necesarias para celebrar el referéndum que es lo que estamos haciendo". Fuentes de ERC se muestran convencidas que la iniciativa de la CUP es simplemente  "una forma de marcar perfil" sabiendo que la iniciativa estaba condenada al fracaso antes de empezar.

Más dura ha sido la respuesta de Junts que ha acusado de forma contundente a la CUP de poner en peligro a la Mesa del Parlament con una resolución que puede comportar inhabilitación por desobediencia al Tribunal Constitucional. "Una maniobra de infantilismo político proponiendo hacer una cosa que ya hicimos hace cuatro años y que no tiene sentido repetir sin tener garantizada la aplicación del resultado", asegura un alto cargo de Junts.

El president de la Generalitat, Pere Aragonés, con Carles Puigdemont en Alghero (Italia), el pasado  26 de septiembre. REUTERS/Yara Nardi
El president de la Generalitat, Pere Aragonés, con Carles Puigdemont en Alghero (Italia), el pasado 26 de septiembre. Yara Nardi / REUTERS

Así las cosas el cuarto aniversario del 1-O llega con un independentismo dividido sobre la necesidad de repetir la acción de 2017 pero también sobre la vigencia de aquel referéndum. Con visiones dispares entre formaciones –e incluso en su interior- respecto si el llamado "mandato para la independencia" que según el independentismo surgió de la votación de hace cuatro años continua vigente.

Es el caso del secretario general de Junts, Jordi Sánchez, que en un artículo aseguró "soy de los que creen que el 1 de octubre fue concebido más para forzar al Gobierno a abrir una vía de diálogo y negociación para lograr un referéndum acordado que para proclamar efectivamente la independencia", mientras dirigentes de su partido como la presidenta del Parlament, Laura Borràs, o la portavoz Elsa Artadi, aseguraban que el 1-O fue un referéndum de independencia "con todas las consecuencias".

Sin presos pero con multitud de procesos judiciales en marcha

Una de las novedades importantes de este cuarto aniversario del 1-O es que será el primero sin ningún dirigente independentista en prisión. Los indultos aprobados por el Consejo de Ministros comportaron la liberación el pasado mes de junio de los nueve encarcelados (miembros del Govern del 2017, dirigentes de las entidades y la presidenta del Parlament del momento). Un hecho que puede suponer una rebaja importante en la tensión que una fecha como la del 1-O provoca en Catalunya por la cicatriz que aún supura en buena parte del cuerpo social catalán.

Pero desde los partidos independentistas se recuerda que a pesar de los indultos "queda por resolver la situación de los dirigentes del exilio y no se pueden olvidar las decenas de procesos judiciales activos que implican a cerca de 3.000 personas".

Como ejemplo arguyen que esta misma semana se ha juzgado al alcalde de Sant Carles de la Ràpita, un pueblo de las Terres de l'Ebre (donde más encarnizada fue la carga policial de hace cuatro años contra la población). Se le pide hasta 14 años de inhabilitación por su supuesta participación en la organización del referéndum.

Las críticas a los poderes del Estado por la represión será una vez más uno de los ejes de la conmemoración junto a la reivindicación de la amnistía general a los independentistas encausados como solución a esta situación que "son minas en el camino de la resolución dialogada y democrática del conflicto", aseguran.

La vista judicial de Puigdemont en Cerdeña

La detención en Cerdeña ahora hace una semana del expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, puso en estado de alarma a los organizadores de la conmemoración del 1-O.

Manifestantes sosteniendo pancartas con la imagen de Carles Puigdemont, en una concentración en la Plaza de Sant Jaume en protesta por su detención en Cerdeña. REUTERS/Albert Gea
Manifestantes sosteniendo pancartas con la imagen de Carles Puigdemont, en una concentración en la Plaza de Sant Jaume en protesta por su detención en Cerdeña. Albert Gea / REUTERS

Con toda probabilidad, su encarcelamiento o entrega al Estado español dibujaba un nuevo 1 de octubre de altísimo voltaje en Catalunya. Con mucha más participación y posibles protestas virulentas.

Nada que ver con lo que está previsto después de la puesta en libertad inmediata de Puigdemont el viernes pasado por parte de la justicia italiana, ya que el ambiente político y social se ha destensado considerablemente. Lo cual no quiere decir que la vista judicial del próximo lunes del expresident y su retorno a Cerdeña desde Bélgica no planee en la conmemoración.

Puigdemont participará en alguno de los actos pero por videoconferencia y según fuentes de la Assemblea "el objetivo es que las movilizaciones para conmemorar el 1 y el 3 de octubre sirvan también para evidenciar a la justicia italiana que estamos frente a una persecución política".

Actos y marchas organizados por las entidades civiles

En cuanto a los actos y movilizaciones previstas, la Assemblea Nacional Catalana (ANC), junto a Òmnium y la Associació de Municipis per la Independència, impulsará un acto político en la localidad de Illa en la Catalunya Nord (territorio catalán que forma parte del Estado francés) y un concierto en Figueres (provincia de Girona) para conmemorar este viernes el cuarto aniversario del referéndum del 1-O.

Según fuentes de la ANC la elección de Illa persigue "reivindicar el papel que tuvo la Catalunya Nord en el almacenamiento secreto y posterior suministro a todos los municipios catalanes de las urnas con que se efectuó el referéndum del 2017".

Este viernes habrá también otros actos territoriales en Lleida, Sabadell, Sant Joan de Vilatorrada, Roquetes, Dosrius y Sant Cebrià de Vallalta. La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, asegura que la movilización persigue "poner en valor la victoria democrática ante el Estado del 1-O de 2017".

Vista de la marcha de la Diada de 2021. REUTERS/ Albert Gea
Vista de la marcha de la Diada de 2021. Albert Gea / REUTERS

Por su parte, el sábado se celebrará también una Conferència Nacional Antirepressiva en la Universitat de Girona. Se trata de una jornada donde se abordará a través de mesas redondas el papel de la defensa jurídica en los procesos contra independentistas, el papel de los familiares o la respuesta organizada ante estas actuaciones del poder judicial.

Además, el mismo sábado habrá varias marchas organizadas por las territoriales de la ANC. La primera, de 27 kilómetros, saldrá a las seis de la mañana de Fraga (ciudad aragonesa del territorio de habla catalana conocido como la Franja) e irá hasta Lleida. La segunda, de 14 kilómetros, arrancará a las 8 de la mañana desde Sant Julià de Ramis (Girona) para llegar al municipio de Aiguaviva. Finalmente, a las 14 h, arrancará la última marcha de 21 kilómetros que comenzará en Vinaròs (País Valencià) hasta el municipio catalán de la Rápita.

La conmemoración culminará el domingo 3 de octubre, con el acto político que impulsará la Plataforma 3 de Octubre en Barcelona. Previamente, hay convocada una manifestación que arrancará en la plaza de Francesc Macià.

Paluzie subraya que tras la conmemoración del cuarto aniversario del 1-O la ANC seguirá insistiendo en hacer un "combate democrático" conjuntamente desde el frente institucional, el movimiento popular y la sociedad civil así como en el frente internacional. La líder de la ANC asegura que "el independentismo debe preparar una alternativa para cuando fracase la mesa de diálogo". Con una clara advertencia que el Govern y especialmente el president Aragonès y ERC tendrán también presión en la calle respecto a la apuesta por la mesa de diálogo con el Gobierno español.

Este 1-O será un buen termómetro para comprobar hasta que punto esa presión de las bases independentistas condicionará o no la estrategia del independentismo que ahora mismo lidera Esquerra.

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