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Los intereses de las empresas españolas en Argentina, un factor clave en la tibieza de Sánchez con Milei

El mandatario ultraderechista visita España este fin de semana, acudirá a un acto de Vox y se verá con inversores, pero no se reunirá con el presidente español ni con el rey.

28 de febrero de 2024. El gobierno de Milei prohibe el uso de lenguaje inclusivo.
Javier Milei lleva a cabo su discurso en la conferencia conservadora el 24 de febrero de 2024, en Estados Unidos. ZACH D ROBERTS / AFP

Javier Milei visita este fin de semana España para asistir al acto Europa Viva 2024 que se celebrará el domingo en el Palacio Vistalegre de Madrid y en el que Vox lanzará su campaña a las elecciones europeas con la presencia de líderes ultraderechistas internacionales, como la dirigente francesa Marine Le Pen o el chileno José Antonio Kast. El presidente argentino mantendrá también encuentros con varios empresarios españoles y presentará su libro El camino del libertario, pero no se reunirá ni con Pedro Sánchez ni con Felipe VI aunque se trata de un viaje oficial, según fuentes de la Casa Rosada.

La breve crisis diplomática abierta entre España y Argentina hace dos semanas es sólo la espuma de una realidad más preocupante: la tibieza del Gobierno de Pedro Sánchez con un ultraderechista sin filtro, un populista reaccionario al que no le tiembla el pulso a la hora de insultar y descalificar a mandatarios progresistas de otros países, como ha hecho con el colombiano Gustavo Petro ("asesino terrorista") o el mexicano Andrés Manuel López Obrador ("ignorante").

Hay críticas supuestamente afiladas que se convierten en regalos inesperados para el adversario. Ocurrió con el desafortunado comentario de Óscar Puente en el que aludía a una supuesta ingesta de sustancias por parte de Milei. El ministro de Transportes acababa de adentrarse, consciente o inconscientemente, en un terreno en el que el mandatario ultraderechista no tiene rival: el fango.

No faltan razones para reprobar a Milei, desde su revisionismo en cuestiones de memoria histórica (negó que hubiera 30.000 desaparecidos durante la última dictadura argentina) al impulso de medidas económicas que están desmantelando el Estado y generando miles de despidos. Pero Puente eligió la peor de todas, un exabrupto propio de la barra de un bar. La respuesta de Milei fue desmedida, con acusaciones de corrupción contra Sánchez y su mujer, Begoña Gómez. Aún así, el Gobierno español decidió poner paños calientes al asunto y no avivar una crisis diplomática con un país con el que se han tejido a lo largo de los años fuertes lazos culturales, económicos y comerciales.

Intereses comerciales

Y son precisamente los intereses comerciales de España en Argentina los que operan como factor determinante para refrenar las críticas hacia uno de los principales referentes del populismo más retrógrado en el planeta.

España es, después de EEUU, el mayor inversor internacional en Argentina en términos acumulados

El líder de La Libertad Avanza (el partido que fundó hace un par de años y que ha fagocitado a la derecha tradicional argentina) gobierna un país en el que las grandes empresas españolas están muy presentes. España es, después de Estados Unidos, el mayor inversor internacional en Argentina en términos acumulados, con 15.321 millones de euros, según datos del Icex (dependiente de la Secretaría de Estado de Comercio). Y aunque esas inversiones han ido a la baja en los últimos años, Argentina continúa siendo uno de los destinos más preciados del capital español, con especial predilección por los sectores del suministro del gas y electricidad y los servicios financieros. Hay más de 130 empresas con intereses en suelo argentino, entre ellas pesos pesados de la economía española como Telefónica, Iberdrola, Naturgy, Santander, BBVA, Acerinox, Mapfre o Prosegur.

En un reciente foro celebrado en la Casa de América de Madrid (la presentación del XVI Panorama de inversión española en Iberoamérica, a cargo de IE University), Juan Cerruti, economista jefe del Banco Santander en Argentina, se declaró satisfecho con las medidas económicas de Milei: "Al principio, nos preguntábamos qué pasaría, pero los primeros signos son positivos", declaró en una mesa redonda en la que también participaron representantes de Telefónica y Prosegur en Argentina. "Tenemos una visión optimista sobre los cambios en Argentina", coincidió Ana Valero, directora de Negocios Mayoristas y Asuntos Públicos de Telefónica Hispanoamérica. Todos se mostraron encantados con la eliminación de las restricciones "obsoletas" en la economía. La agenda liberal de Milei, que ya está socavando derechos laborales, contempla un plan de privatizaciones que a buen seguro será del agrado de las multinacionales con capital español.

La inestabilidad de la economía argentina, con una inflación que a día de hoy es la más alta del mundo (289%), ha llevado a tomar precauciones a algunas compañías y ha mermado las inversiones, pero el interés a medio y largo plazo sigue presente. La llegada de Javier Milei al poder en diciembre abría un periodo de incertidumbre en el que todavía sigue instalado el país. No obstante, el sector empresarial argentino y foráneo, muy crítico en líneas generales cuando gobierna el peronismo, al que acusa de intervencionista, le ha tendido la mano al ultraliberalismo que predica el nuevo mandatario.

El poder económico y los medios

Cada vez que Javier Milei soltaba veneno por la boca, el 'rating' de audiencia se disparaba

Sin ese respaldo empresarial, y el de los principales medios de comunicación, Milei no sería hoy presidente de Argentina. Hay una anécdota que retrata a la perfección cómo se gesta un líder de opinión o un outsider con aspiraciones políticas. A mediados de la década pasada, apareció en el canal de la televisión argentina América un economista desconocido. Su estilo bravucón e irrespetuoso en los debates habría sido razón suficiente para no invitarlo más. Pero en el canal cayeron en la cuenta de que cada vez que Javier Milei soltaba veneno por la boca, el rating de audiencia se disparaba. A partir de entonces, ya no abandonaría los platós de televisión.

Cuando Milei se lanzó hace dos años a la arena política nadie imaginó hasta dónde llegaría. El Gobierno peronista de Alberto Fernández hacía aguas ante una crisis económica cronificada. El peronismo contribuyó entonces a encumbrar al histriónico economista para debilitar a la derecha tradicional de Juntos por el Cambio, el partido del expresidente Mauricio Macri. El experimento se les fue de las manos y los medios hegemónicos apostaron por un personaje disruptivo que se presentaba a sí mismo con un "rockstar libertario" y cuyo discurso de la antipolítica prendía en amplias capas de una sociedad exhausta y empobrecida.

El espaldarazo definitivo vino de la mano del poder económico cuando Milei llegó a la Casa Rosada. Tras la presentación de las primeras medidas económicas del nuevo Gobierno, un desguace del Estado en toda regla, la Asociación Empresaria Argentina emitió un comunicado de apoyo sin fisuras al presidente: "Valoramos muy especialmente que el Gobierno se disponga a tomar medidas que permitan el más pleno desarrollo del sector privado, sometido por años a injerencias estatales indebidas". Toda una declaración de intenciones de un gremio que, como señalaba en diciembre Alfredo Zaiat, columnista del diario Página 12, ha encontrado en Milei al dirigente idóneo para "satisfacer sus reclamos históricos".

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