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Fentanilo, la droga 'zombi' creada en Bélgica que pone en alerta a Europa

Mientras el opioide arrasa barrios enteros en Estados Unidos, su presencia en suelo europeo es residual. Las autoridades se conjuran para evitar su aterrizaje y el miedo es que su consumo pase inadvertido.

Ampolla de inyección de citrato de fentanilo, vial, parche dérmico de fentanilo transparente, tabletas y jeringa en una bandeja.
Ampolla de inyección de citrato de fentanilo, vial, parche dérmico de fentanilo transparente, tabletas y jeringa en una bandeja. SHERRY YATES YOUNG / SCIENCE PHOTO / SYO / Science Photo Library via AFP

El fentanilo, la ya bautizada como droga zombi, se está convirtiendo en una epidemia en Estados Unidos. 50 veces más potente que la heroína y 100 más que la morfina, deja más de 100.000 muertes por sobredosis cada año en el otro lado del Atlántico. El opioide que nació en un laboratorio belga ya apuntaba en sus primeros ensayos científicos que se trataba de una "buena medicina, pero una mala droga". Su irrupción en Europa es tímida, pero comienza a generar inquietud.

El medicamento se suministra de forma legal como sedante en tratamientos agresivos y que pueden reportar mucho dolor, como la quimioterapia o los cuidados paliativos. Estados Unidos ha llegado a emplearlo en inyecciones letales para ejecutar a un condenado a muerte. En comparación con la heroína, provoca una sensación inicial mucho más intensa de euforia continuado por una fase de estado sedante.

Fue sintetizado por primera vez a finales de los años 50 por el conocido científico belga Paul Janssen, que, en el momento de su muerte en 2003, ostentaba más de 100 patentes. La carrera científica de Janssen estuvo muy motivada por la muerte de su hermana de cuatro años a causa de una meningitis. Y comenzó a construir su imperio en un pequeño laboratorio en el tercer piso de su casa. El descubrimiento del fentanilo, el analgésico más utilizado en el mundo por su capacidad para ser administrado a través de diferentes vías con efecto fugaz, pronto suscitó el interés del gigante farmacéutico Johnson & Johnson, que adquirió la empresa familiar.

Hasta la fecha, su uso fuera de la prescripción médica ha tenido una presencia muy moderada en Europa. Pero las autoridades europeas ya han activado el modo alerta para evitar su desembarco de forma ilegal a través de las mafias. "Tenemos que ser extremadamente vigilantes y asegurarnos de que el fentanilo no pone un pie aquí", aseguraba hace unos meses el ministro de Justicia belga Vincent Van Quickenborne. El último informe del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (EMCDDA por sus siglas en inglés) advertía del auge de las sustancias psicotrópicas en el continente. El año pasado se detectaron 41 nuevas drogas en la UE con una presencia mayor de los derivados del fentanilo en los países bálticos y, especialmente, en Estonia.

Tallin se erige como el caso sui generis de la UE, donde ya hace 20 años irrumpió una explosión de fentanilo ilegal que en 2003 superó a la heroína como la principal droga consumida en el mercado negro. En los últimos años, las autoridades han hecho de esta una de sus principales batallas.

Diferencias Europa – EEUU

La crisis de los opioides en Estados Unidos comenzó a fraguarse a comienzos del nuevo milenio. Las cifras de fallecidos relacionadas con el consumo de estas drogas se multiplicaron por cinco entre 2000 a 2018. Extiende sus garras por los estratos más vulnerables y pobres de la sociedad, aunque también ha sido el causante de la muerte de voces tan conocidas como la del cantante Prince o de Dolres O'Riordan, vocalista de The Cranberries.

En Europa "no existe una crisis comparable a la de EEUU", concluye un informe reciente publicado por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Las cifras oficiales así lo avalan. El Centro de Control y Prevención de Enfermedades norteamericanos contabilizó en 2021 más 107.000 muertos por sobredosis de drogas, la mayoría con el fentanilo como responsable. La agencia europea homóloga apenas registró 6.000. Y los casos de fallecimiento por fentanilo fueron "extremadamente raros".

La investigación científica de la Biblioteca norteamericana lo achaca en parte a que el nivel de prescripciones médicas de este relajante es mucho más bajo y está más controlado en este lado del Atlántico. "El primer factor propulsor fue el aumento de las recetas de opioides, que entre 1999 y 2010 se cuadriplicaron en EEUU" fruto de una liberalización de leyes sanitarias, el fuerte lobby de la industria farmacéutica y el boom de consumo de pastillas destinadas a aliviar dolores, recoge. La excepción europea se encuentra en el Reino Unido, especialmente en Escocia, que sufre ratios de mortalidad más altos que en el resto de regiones europeas.

En paralelo, la revista The Lancet revela que mientras en Estados Unidos muere al día una media de 130 pacientes debido a la adicción a los opioides, en estados europeos como Países Bajos la cifra de todo un año, como por ejemplo 2017, fue de 83. El informe coincide en que las diferencias cruciales de acceso a los sistemas sanitarios y el control sobre el uso crónico de estas prescripciones médicas tiene mucho que ver. Por lo pronto, el principal temor en Europa es que la gente pueda estar consumiéndolo de forma ilegal con drogas adulteradas sin tan siquiera saberlo.

Regulación

Ya en 2018, la Comisión Europea advirtió que "el uso inapropiado y abusivo del fentanilo y de las sustancias análogas está causando graves problemas sociales y de salud pública (en particular, un número creciente de muertes por sobredosis) en algunas regiones de la Unión". Bruselas reveló por entonces que existen indicios de que en la Unión se está procediendo a la fabricación ilegal de fentanilo en cantidades importantes, a base de ANPP y NPP [4-anilino-N-fenetilpiperidina (ANPP) y N-fenetil-4-piperidina (NPP)], por lo que estrechó el cerco sobre estos componentes y propuso su prohibición.

Cinco años después de que viera la luz, comenzó su fiscalización internacional. En 1964, el fentanilo entró en la Convención de la ONU sobre Estupefacientes y en los años posteriores se han ido incluyendo una decena de sus agregados para someterlos a control. Naciones Unidas advierte de que las "nuevas drogas de diseño" y "euforizantes legales" son un problema global creciente que afecta a más de 100 países.

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