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La actriz Hanne Hathaway con un vestido con el que apenas puede sentarse. Foto: Instagram.
La actriz Hanne Hathaway con un vestido con el que apenas puede sentarse. Foto: Instagram.
La cantante Dua Lipa y la actriz Anne Hathaway con vestidos con los que apenas pueden sentarse.
La cantante Dua Lipa y la actriz Anne Hathaway con vestidos con los que apenas pueden sentarse. Fotos: Instagram.

Alfombras rojas y siluetas imposibles: vestidos que asfixian los cuerpos y la salud mental de las mujeres

Las mujeres son frecuentemente objeto de escrutinio público en función de su vestimenta, lo que acaba generando una gran presión para lucir de una manera concreta. El historial de cantantes y actrices que acuden con prendas imposibles a este tipo de eventos tiene recorrido.

Laura Cuesta

La última en vivir en primera persona los peligros de un vestido extremadamente ajustado fue Emma Stone. La actriz protagonista de Pobres criaturas se llevó el Oscar por su papel en la película de Yorgos Lanthimos y, mientras subía a recoger la estatuilla, empezó a tocarse la espalda. “Se me ha roto el vestido, creo que ha sido durante el I’m just Ken” fueron sus primeras palabras ante el público tras proclamarse ganadora del Oscar a Mejor actriz

El caso de la actriz protagonista de La La Land no es, desgraciadamente, el único. Multitud de compañeras de profesión, cantantes e influencers han vivido en sus carnes lo que es no poder moverse por culpa de lucir un vestido en concreto en una alfombra roja de un prestigioso premio. Pese a dedicarse a sectores diferentes, todas tienen algo en común: son mujeres. 

Todo empezó hace años…

Haciendo un poco de memoria, quizá uno de los casos más recordados de la última década sea el de Jane Fonda. En 2017, la actriz confesó que tuvo que acostarse con el vestido que llevó a la gala de los premios de la Academia de Cine de Hollywood porque era incapaz de quitárselo. “Aquí estoy yo a la mañana siguiente. No pude desabrocharme el vestido así que he dormido con él… Nunca había querido un marido en mi vida hasta ahora”, compartió entonces.

 

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Unos años más tarde, la protagonista fue Kim Kardashian. Durante la Met Gala de 2022, la hermana del clan Kardashian lució un icónico vestido de Marilyn Monroe. Para enfundárselo, tuvo que adelgazar siete kilos en tres semanas. Minutos antes del evento, necesitó varias manos que la ayudaran a poder colocarse la prenda. La cremallera trasera no llegó a cerrarse y tuvo que ponerse un abrigo para tapar la zona para que nadie se percatara de aquello. Como pudo saberse más tarde, la influencer acabó dañando varias partes del vestido. 

… Aunque continúa en pleno 2024

Pero esto de los vestidos imposibles no ha dejado de ser una realidad para las celebridades femeninas. En pleno 2024, encontramos más de un ejemplo de actrices y cantantes sufriendo al moverse por culpa de un trozo de tela. En los Golden Globes celebrados en enero, la cantante Dua Lipa no pudo apenas sentarse por culpa de un vestido que le oprimía la zona del torso. “Gracias @goldenglobes por una noche tan hermosa anoche. Lo único que faltaba era una silla reclinable”, bromeó la intérprete en su Instagram. 

 

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Unos meses más tarde, el foco estaba puesto en Anne Hathaway. La actriz tampoco pasó desapercibida en la Milan Fashion Week, donde compartió un rato con Aitana, debido al vestido con corset que decidió llevar al desfile de Versace. En un vídeo compartido en sus redes, la intérprete aparece intentando sentarse en un sillón mientras agradece a Donatella Versace haberla invitado al desfile. “Solo quiero respetar la integridad del corset”, dice Hathaway entre risas mientras intenta enderezarse.

 

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“No entiendo por qué se necesitan vestidos tan incómodos como este”, compartió un usuario en la publicación de Lipa. “No entiendo cómo hacen vestidos imposibles”, compartió otro en la de Hathaway. 

El peligro de las alfombras rojas

Ya sabemos que las alfombras rojas no son un evento cotidiano. Llevar vestidos estrafalarios y que llamen la atención son clave en este tipo de corredores. Así lo explica Piti Alonso, uno de los organizadores de eventos y alfombras rojas más importantes de nuestro país, como las de los Premios Goya o el Festival de Málaga. “Las alfombras son un escaparate, tanto a nivel promocional para el cine como para los modistos. En los Goya te diría que casi un 80% apuesta por la moda española, es un escaparate enorme para ellos”, deslizó en La Script, el programa de María Guerra.

 

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Pero esa exposición también tiene un lado oscuro. “Muchos periodistas siguen utilizándolas para hacer cosas machistas, como las listas de las peores vestidas, que a día de hoy no tienen ningún sentido”, denuncia Alonso. El último ejemplo de esta realidad en España ocurrió durante el photocall de los Premios Ídolo. Los hilos criticando la vestimenta de los invitados acumulan cientos de miles de visualizaciones en Twitter. 

Uno de los casos más populares de hate recibido en este tipo de alfombras lo protagonizó Berta Vázquez, actriz de Vis a Vis y Palmeras en la nieve, entre otros. En la gala de los Premios Goya de 2023, los usuarios de redes sociales no dejaron de comentar que la actriz había engordado, convirtiéndola en trending topic. Ella tardó en responder: “Las mentes pequeñas critican a los demás”. Multitud de activistas contra la gordofobia salieron a defenderla. “Me da muchísima rabia que una mujer con tantísimo talento sea juzgada simplemente por su peso. Las mujeres tenemos muchas cosas que contar y se nos sigue reduciendo al cuerpo que tenemos”, sentenció la creadora de contenido Teresa López Cerdán en una entrevista a UwU tras lo ocurrido con Vázquez.

No son pocas las investigaciones que han sacado a relucir cómo el cuerpo de las mujeres es sometido continuamente a juicio, con la presión de tener que mostrarse “perfectas” ante las cámaras. El documental Brainwashed: Sex-Camera-Power, en el que participan psicólogas, directoras de cine y profesoras universitarias, demuestra cómo a los actores y a las actrices se les graba de manera muy diferente. “El documental explica cómo se utiliza la cámara lenta sobre el cuerpo de las mujeres para sexualizarlo y cómo para grabarlos a ellos esta está destinada a la acción. El canon y lo que hemos aprendido no es dogma, es costumbre”, explicaba María Guerra en su programa. 

 

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¿Y romper con lo establecido?

Ante la presión del sistema, es difícil romper con lo establecido. Sacar los pies del plato no es una opción si todo parece depender de adherirse a las normas y expectativas establecidas. Algunas mujeres, sin embargo, se atreven a hacerlo. En 2021, la actriz Frances McDormand subió a recoger el tercer Oscar de su carrera siguiendo uno de los dogmas que han vertebrado toda su trayectoria: no maquillarse ni peinarse para acudir a una gala de esta envergadura. 

La tiranía sobre el aspecto de las mujeres y cómo estas “no deben” envejecer frente a los ojos del público han perseguido a MdDormand durante décadas y decidió plantarle cara hace mucho tiempo. “No hay ningún deseo de ser un adulto maduro. La madurez no es una meta. No se ve como un regalo. Algo ha sucedido culturalmente. Se supone que nadie debe aparentar más de 45 años en cuanto a vestimenta, estética y actitud. Todo el mundo se viste como un adolescente, se tiñe el pelo y está preocupado por tener un rostro terso”, denunció en una entrevista a The New York Times hace diez años. 

En 2015, varias mujeres fueron expulsadas de una proyección de Carol en el Festival de Cannes por llevar zapatos planos. La llamada “huelga de los tacones” pareció surgir entonces, pues en los años posteriores varias actrices decidieron posar con sandalias y otros zapatos sin tacón en el certamen. En 2018, Kristen Stewart llegó a la alfombra roja con unos vertiginosos tacones de aguja que acabó quitándose para posar descalza. En 2023, Jennifer Lawrence levantó el bajo de su vestido para revelar las chanclas que llevaba. 

https://twitter.com/elianadibuja/status/996757547062300676

No estamos descubriendo nada: la presión para lucir de cierta manera, que a menudo implica cumplir con estándares de belleza poco realistas y mantener una imagen “perfecta”, puede generar ansiedad, baja autoestima y otros problemas relacionados con la salud mental. Por eso, desafiar lo que se espera del outfit de las mujeres en eventos tan emblemáticos como un festival de cine o una gala de premios puede parecer un gesto pequeño, pero desde luego está lleno de rebeldía.