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Magüi, de Ginebras, cantando 'Muchas gracias por venir' en un concierto en Sevilla.
Magüi, de Ginebras, cantando 'Muchas gracias por venir' en un concierto en Sevilla / Foto propia
Magüi, de Ginebras, cantando 'Muchas gracias por venir' en un concierto en Sevilla.
Magüi, de Ginebras, cantando 'Muchas gracias por venir' en un concierto en Sevilla. Foto: Propia.

Magüi, de Ginebras, no entiende nada: ¿qué está pasando con el público de los conciertos?

El incidente en un concierto reciente en Gijón recuerda a lo que esta banda de mujeres ya sufrió en un festival el verano pasado. El público no respeta a las artistas, ni siquiera cuando han pagado dinero de su propio bolsillo para ver el espectáculo.

Laura Cuesta

Lo de tener que mandar a callar a un sector de los asistentes de un concierto no es nada nuevo. En 2017, Pucho, cantante de Vetusta Morla, tuvo que rogarle al público de la Joy Slava un poco de respeto para el cantautor Jacobo Serra. Varios compañeros de la industria salieron en defensa del artista. “En esos casos conviene no encabronarse, porque va en contra de esa comunión que tratas de crear con el público, yo suelo echar mano del humor y les pregunto: ¿se escucha bien?, porque lo cierto es que yo os escucho de puta madre”, contaba Marwan a Público entonces. 

El barullo de conversaciones en medio de los conciertos no solo no se ha rebajado con el paso de los años, sino que a día de hoy parece que es cada vez la tónica más general en este tipo de espectáculos. Las últimas “víctimas del murmullo” han sido las Ginebras. En el bolo que celebraron en el Teatro Albéniz de Gijón el pasado 24 de febrero vivieron en primera persona el horror de tener que interrumpir el show porque tu público está haciéndolo por encima de su voz.

Muchas gracias por venir… a molestar

En un vídeo grabado por una fan de la banda y compartido en Twitter [la usuaria acabó borrando la publicación, aunque otros medios la han recuperado], se puede ver cómo Magüi, vocalista del grupo, se quedó a cuadros al ver que el público no paraba de hablar mientras trataba de presentar la siguiente canción. El murmullo de voces constante hizo que interrumpiera varias veces su discurso e incluso llegó a preguntar si todo iba bien en la pista.

 

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El concierto de la gira actual de Ginebras es como su música: saltos, alegría y euforia; pero también hay espacio para momentos más pausados. Ese clímax de emoción se alcanza, precisamente, en Muchas gracias por venir, la canción que Magüi trataba de presentar cuando ocurrió el incidente. 

“Y en la última canción / Se me acelera el corazón / Y no me quiero despertar / Algo que me da el subidón / Que hago que pretendo estar mejor / Casi nunca pasa así / Muchas gracias por venir”, dice el tema que es casi una oda de agradecimiento a la gente que va a sus conciertos. En una entrevista a UwU, la cantante confesó que era de las canciones de la gira que más ganas tenía de cantar. “Por ver qué pasa y descubrir la atmósfera que se creía al final. Nunca hemos hecho algo así”. 

Sandra Sabater, guitarrista de la banda, no dudó en saltar al barro para dar un toque de atención tras lo ocurrido. “Si no os molan las chapas, no vengáis a un bolo de Ginebras y si no vais a respetar al de al lado (ya no digo a nosotras, eso es hasta secundario), tampoco vengáis”, apuntó en su perfil de Twitter. 

El apoyo de la profesión

El vídeo compartido, donde se podía ver perfectamente el malestar y la incomodidad de la vocalista ante los gritos, circuló por redes a gran velocidad. En la cuenta de Instagram de Eh Universo, un reel que recoge el momento acumula ya más de 700 mil visualizaciones. En Twitter, el tuit original fue visto por más de un millón de personas, entre las que se encontraban otros artistas de la industria musical. 

Paula Cendejas fue una de las que también decidió poner su granito de arena en el debate. “No hay mayor falta de respeto a un artista que estar hablando en un concierto. Si te apetece tomar algo con tus colegas y hablar vete al bar, pero si vas a escuchar música respeta lo que te están ofreciendo”, compartió en su Instagram.

Como Cendejas, otros han tenido que vivir en primera persona experiencias similares a lo largo de su carrera. A principios de año, Laura Pausini interrumpió su concierto para preguntarle a uno de los asistentes por qué no paraba de mirar el móvil durante el espectáculo. 

Lo que pasó en Gijón desgraciadamente no fue una experiencia nueva para la banda madrileña. Ginebras ya ha tenido que enfrentarse a las faltas de respeto del público mientras hacen su trabajo en otras ocasiones. El último episodio se remonta al verano de 2023 y, en este caso, tuvo que ver con un festival y no un concierto propio. También se hicieron virales entonces.

Lo que pasó en O Son do Camiño

En junio del año pasado, Sabater volvió a utilizar el altavoz de Twitter para reivindicar lo que habían vivido desde arriba del escenario durante su concierto en el O Son do Camiño.

“En varios conciertos (incluido el nuestro), las primeras filas estaban copadas de grupos sentados en el suelo reservando hueco para ver a un artista que actuaba después. Algunos estaban de pie, con cara de culo, bostezando e incluso vacilando. Esas personas no dejaban disfrutar del concierto a los que sí estaban ahí para escucharnos. Es molesto, es irrespetuoso y es de tener bastante mala educación”, explicó la guitarrista sobre su experiencia en el festival que se celebra cada verano en Santiago de Compostela.

Otros artistas no tardaron en darle la razón a Sabater. Chica Sobresalto aseguró vivirlo en primera persona en esa misma edición y Rayden comentó que le ocurrió algo parecido el año anterior en otro festival. 

Respeto, hayas pagado o no

El debate no está en que bandas como Ginebras merezcan el gusto de ser escuchadas y admiradas por todo tipo de público. Hasta ellas son conscientes de eso. “No pretendemos gustar a todo el mundo, pero es tan sencillo como dejar hueco a los que sí quieren escucharnos y echarse un poquito para atrás”, compartió el guitarrista de la banda el verano pasado. 

Justificar los gritos y las interrupciones por parte del público en festivales bajo la idea de que muchos no han pagado necesariamente por ver al artista al que están molestando no es válido. Pese a que se haya convertido en casi un mantra, el cliente no siempre tiene la razón. Hemos llegado a un punto que hasta en conciertos propios, en los que se presupone que los asistentes han pagado a conciencia para escuchar la música de un artista o una banda en directo, el murmullo infinito persiste. 

El quid de la cuestión está entonces en el respeto, ese que parece que poco a poco se está perdiendo sin saber muy bien por qué. El periodista musical Arturo Paniagua, tras el incidente de las Ginebras en Santiago, intentó buscarle explicación. “En un mundo idílico ir a un festival es una oportunidad para descubrir música, no una acampada en primera fila para ver a un único artista. El respeto, la curiosidad y el amor por la música se está perdiendo por culpa de un consumo cada vez más rápido y menos heterogéneo”.