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Diez síntomas para saber si eres infeliz en el trabajo

Seas camarero, cirujano o astrofísico, seguro que has pensado alguna vez en cambiar de trabajo. Desde luego que hay profesiones que se prestan más que otras a los cambios, pero nadie está libre de la insatisfacción asociada al trabajo. Te mostramos diez síntomas para reconocer que eres infeliz en el trabajo y que ha llegado el momento dar un giro a tu carrera profesional. 

Y aprovechando que estamos en esta época del año marcada por la recuperación de las rutinas laborales, te indicamos si septiembre es un buen mes para encontrar un nuevo trabajo: ya lo llaman september surge, el tsunami o la oleada de septiembre, ¿el mes dorado para encontrar (nuevo) trabajo? 

Diez síntomas para saber si eres infeliz en el trabajo 

trabajo
Pxhere

Todos tenemos días malos, regulares y buenos en nuestros trabajos. Pero esa no es razón suficiente para cambiar de trabajo. Incluso aunque lleves una mala racha tampoco significa que seas infeliz.

La “infelicidad” entendida como una sensación habitual de desesperanza, apatía y desdicha es un estado emocional que se extiende en el tiempo más allá de lo tolerable y acaba afectando a la salud mental y la vida privada del trabajador. Si llegas a ese punto cumpliendo varios de los diez síntomas que referimos a continuación, no lo dudes, es hora de cambiar de trabajo.  

Te aburres habitualmente 

Vamos de lo menos relevante a lo más grave. Porque aburrirse no es sinónimo de infelicidad… pero ayuda. Si el aburrimiento es la sensación que te acompaña buena parte de tu jornada laboral, si encender el ordenador o abrir la persiana del negocio ya te supone un esfuerzo, tal vez sea el momento de cambiar.  

Te sientes desmotivado 

La desmotivación y el aburrimiento suelen ir de la mano en un trabajo, pero no son lo mismo. Si estás desmotivado sientes que ese trabajo no vale la pena porque no estimula, o bien porque nunca lo ha hecho, o bien porque determinadas situaciones recientes han desembocado en esa falta de entusiasmo por lo que haces. 

Ya la dice el Workmonitor 2023 de Randstad, el 31% de los trabajadores confiesa haber caído en el abandono silencioso”, “un fenómeno reciente en el que los trabajadores solo hacen lo mínimo en su trabajo”. ¿Es esa una forma “adecuada” de afrontar un trabajo?

Te sientes estancado 

Puedes estar muy ocupado y motivado, pero, al mismo tiempo, sentirte estancado. Esto sucede cuando no hay progreso en tu trabajo, cuando no ves posibilidades de ascender, de mejorar tus condiciones laborales y/o de asumir nuevos retos. Y la consecuencia del estancamiento a largo plazo es la desmotivación y el aburrimiento. Y la infelicidad. 

No trabajas bien 

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Estrés laboral – Fuente: Pixabay

Todos sabemos (más o menos) hasta dónde podemos llegar en nuestro trabajo y tenemos una idea aproximada de lo que es trabajar bien. Pero, en ocasiones, y sin saber por qué (o sí) no logramos rendir adecuadamente. Las causas de esta falta de rendimiento pueden ser muy variadas, pero, en no pocas ocasiones, tienen que ver con algo que no funciona en tu entorno laboral. Descubrirlo, si no lo sabes, es el primer paso para recuperar tu productividad… o buscar alternativas.  

Te quejas mucho 

Una cosa es demandar salarios más justos y condiciones de trabajo adecuadas y otra lo que Unamuno definió como la “voluptuosidad de la queja”, una forma más de “nuestra característica quejumbrosidad española”… pasarse la vida quejándonos de todo.

¿Hay forma más que autolesiva que esta de afrontar el trabajo, pasar la jornada laboral (y el afterwork) quejándonos de todo, de los jefes, de los compañeros, de los clientes, del ordenador, del sol, de la lluvia, del aire acondicionado, de…? Si te pasas buena parte del trabajo quejándote del mismo, cambia de trabajo… o deja de quejarte. Por tu bien, y por el bien de las personas que te rodean y tienen que aguantar la “voluptuosidad de tu queja”. 

No te quieres levantar de la cama 

Y no es como en la canción de Mecano, no es culpa de la noche anterior. Por las razones expuestas anteriormente (y algunas más) no queremos levantarnos de la cama. No es el sueño ni que nos guste dormir, es que no queremos ir a trabajar, porque nos desmotiva, nos aburre, nos sentimos estancados o al aire acondicionado está muy alto. Lo que sea, pero no queremos trabajar

Tienes problemas (serios) con los compañeros 

Tener “problemillas” con los compañeros es algo habitual en un equipo de trabajo. Al fin y al cabo, trabajar supone un esfuerzo y un sacrificio compartido con personas con las que muchas veces no tenemos más en común que la empresa o el lugar en el que trabajamos. Pero algunos compañeros pueden cruzar determinadas líneas rojas haciendo nuestro trabajo imposible. Si no hay manera de solventarlo, siempre nos queda cambiar de trabajo.  

Lo que trabajas no se corresponde con lo que ganas 

Una persona en un puesto de comidas - Fuente: Pexels
Una persona en un puesto de comidas – Fuente: Pexels

Seguro que es el síntoma de los citados que más padecéis, ¿verdad? A la mayoría de los trabajadores siempre les parece insuficiente lo que ganan. Y no haremos comparaciones más o menos odiosas para que nadie se enfade. De cualquier forma, debemos decir que si (honestamente) crees que lo que haces no se corresponde con lo que ganas, es hora de pedir un aumento, subir los precios, o cambiar de trabajo. Porque si pasas mucho tiempo en esta situación, al final, te sentirás frustrado y serás infeliz

Por supuesto, también podemos intentar cambiar el sistema de trabajo, incluso el sistema económico, para que cada vez menos gente se sienta infrapagada, pero, mientras tanto, también podemos cambiar de trabajo.

El trabajo afecta a tu vida privada 

Ya sabes lo que se suele decir: no te lleves los problemas del trabajo a casa, porque el primer perjudicado serás tú, y después los que conviven contigo, incluido el perro. De acuerdo que no es fácil desconectar, pero debes intentarlo. Pero si te es imposible marcar territorio con el trabajo, y tu ocupación está indudablemente perjudicando tu vida familiar, tu espacio de ocio y/o tus relaciones sociales, tal vez sea el momento de cambiar. 

El trabajo afecta a tu salud mental 

Si ya has acudido a un psicólogo “por culpa” del trabajo o lo estás pensando, si tu labor está afectando tu salud mental, si te has sentido deprimido de forma habitual, estresado o ansioso, si has generado algún tipo de trastorno mental certificado por un profesional psicológico, no cabe duda, es hora de valorar un cambio en el trabajo. Ya lo hemos dicho en otras ocasiones: ningún trabajo merece un trastorno mental

¿Has decidido cambiar de trabajo? Septiembre es el mes ideal 

Entrevista de trabajo - Fuente: Pexels
Entrevista de trabajo – Fuente: Pexels

Fortune y Forbes ya le han puesto nombre: se llama september surge, la oleada septembrina, una suerte de tsunami laboral que azota el mercado de trabajo cuando termina el verano. Y tiene su sentido teniendo en cuenta que en países como el nuestro el verano se toma muy en serio y el mes de agosto es prácticamente inhábil en muchos sectores laborales.  

Entonces llega septiembre, y además de generar un poco de estrés y cansancio y tal vez algo de síndrome posvacacional, todo el mundo quiere tomar posiciones en el trabajo. Por esa razón septiembre es un mes con tanto movimiento, una “oleada” que genera oportunidades en muchos sectores

Por un lado, las empresas recuperan su ritmo habitual de trabajo y pueden buscar profesionales para apuntalar su plantilla. Los reclutadores suelen esperar a septiembre para comenzar sus rutinas de entrevistas ya que el verano suele ser más complicado para estas tareas por las razones ya expuestas. 

Así mismo, los propios trabajadores suelen tomarse algunos días de verano para descansar… pero también para reflexionar sobre su vida y su trabajo. Y cuando llega septiembre, se producen más renuncias que en otros meses del año, hasta el punto de que en estos últimos tiempos se ha llegado a reconocer una suerte de gran renuncia.  

Por todo ello, y si cumples varios de los síntomas expuestos anteriormente (especialmente los últimos) septiembre puede ser el mes ideal para buscar otro trabajo y encontrar la felicidad o, al menos, la serenidad y el equilibrio mental, lo mínimo que se puede pedir a un trabajo… más allá del dinero que nos proporcione. 



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