El día que Ibáñez retrató a Aznar y vaticinó el auge del fascismo en España

Publicado el 16 de julio del 2023

Se fue uno de los grandes. Francisco Ibáñez, padre de los inmortales Mortadelo y Filemón, murió este sábado y nos dejó un legado interminable. Nos quedan sus historietas, miles de viñetas en las que se han refugiado estos días sus seguidores.

Relacionada:

Muere el dibujante Francisco Ibáñez, creador de Mortadelo y Filemón

Y es que quizá estemos ante el más popular de nuestros viñetistas. Un autor cuyo humor nos armó de sentido, deformando la realidad hasta hacerla digerible.

La sátira de Ibáñez supo sacar punta a la actualidad, de tal forma que nunca rehuyó los dimes y diretes de nuestra siempre animada fauna política, sin ocultar en ningún momento su animadversión para con los desmanes de una derecha retrógrada y casposa.

No fue fácil. Señalar las corruptelas de los que creen que el país es su cortijo le supuso algún que otro problema. Ibáñez sufrió de primera mano los tejemanejes populares para esconder sus miserias, pese a que ahora su líder, Alberto Núñez Feijóo, se una –no sin cierto oportunismo– a las condolencias.

Dicen los que saben que una de las bondades del arte es su habilidad para auscultar a la sociedad. Ibáñez era, en ese sentido, capaz de escuchar ese guirigay constante y ordenar el caos en la cuadrículas de sus tebeos.

Quizá por ello se adelantó a su tiempo, hizo las veces de oráculo y vaticinó la inminencia de un fascismo que ha dejado de ser una mera hipótesis:

Necesitamos muchos Ibáñez. Nos queda, eso sí, su obra, sus hijos predilectos: Mortadelo y Filemón. Dos personajes eternos que, de la mano de Ibáñez, supieron retratar los dolores de una sociedad cautiva de hipocresía y cinismo.

Más de Tremending