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Mad Cool
El Mad Cool Festival se celebra este fin de semana en Madrid. Foto: Wikimedia Commons.
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El Mad Cool Festival se celebra este fin de semana en Madrid. Foto: Wikimedia Commons.

Así fue la peor edición del Mad Cool: ¿Podría repetirse?

Arranca el Mad Cool 2023 con artistas de la talla de Robbie Williams, Red Hot Chili Peppers y Mumford & Sons. Tras las movidas del Primavera Sound el pasado mes de junio, el Mad Cool se presenta como el otro gran festival de la capital. ¿Conseguirá sacar adelante una edición en condiciones?

Laura Cuesta

En 1969, el festival de Woodstock cambió la historia de la música y de los Estados Unidos. Alrededor de 400.000 personas se juntaron para celebrar la paz, el amor y la música. 30 años después, Woodstock ‘99 fue un fiasco total. Los incendios, la rabia y la violencia dejaron a un lado el lema hippie “paz y amor”, y el 30 aniversario se convirtió en el peor festival de la historia. Si hubiera una versión local de un festival tan desastre, ese sería el Mad Cool 2018.

“La peor resaca del Mad Cool”. “El desastre de un festival sobredimensionado”. “Mad Cool, el festival peor organizado de la historia”. “Mad Cool se burla de Madrid y de sus 80.000 asistentes en medio del caos”. En julio de 2018, el festival madrileño fue tendencia y dejó grandes titulares para la historia, aunque no precisamente por su buen trabajo. Los medios de comunicación tildaron la edición como la peor de la historia del festival, que abrió sus puertas en 2016. Una etiqueta que fácilmente podrían mantener hoy en día. 

Colas kilométricas bajo el sol para entrar al recinto, caos para pagar las consumiciones, la baja repentina de un cabeza de cartel… El Mad Cool 2018 reunió todos aquellos inconvenientes que ningún organizador de eventos querría tener que enfrentar. Y eso que era difícil superar la tragedia del año anterior, cuando un accidente en directo le costó la vida al acróbata Pedro Aunión. Aquel 2017 tampoco estuvo exento de polémicas: algunos trabajadores denunciaron entonces sus condiciones laborales, con jornadas de 12 horas sin apenas descansos, otros contaron que tardaron meses en cobrar

Odisea para acceder

El acceso al recinto marca el inicio de los festivales. Canjear la entrada por la mítica pulsera y pasar el control son los dos momentos claves que el público teme, pues a nadie le apetece estar al sol haciendo cola. Y si no, que se lo digan a los asistentes del Mad Cool 2018. Debido a un problema en la red, los tornos que daban acceso al recinto fallaron. Esta incidencia retrasó el canje de las entradas por las pulseras, lo que provocó colas interminables y esperas que rondaron las dos horas

La gran masa de gente, concentrada bajo el calor de Madrid en julio, comenzó a ponerse nerviosa. Los momentos de tensión y los abucheos se sumaron a las quejas contra la organización a través de Twitter. Hubo personas que se perdieron los primeros conciertos de la jornada por culpa de la congestión en la zona de acceso. 

 

Sin olvidar que la estación de transporte más cercana estaba a 2,6 kilómetros caminando del acceso al recinto. Aunque las previsiones para trasladar a más de 80,000 personas por día hasta allí eran ambiciosas, la organización se enfrentó a desafíos logísticos significativos. La gente criticó la falta de accesibilidad y la congestión del transporte público.

El caos continuó dentro

El festival pidió perdón a través de sus redes sociales: “Agradecemos a todos los asistentes la comprensión ante los imprevistos de ayer. Lamentamos las largas colas producidas por una caída de la red en el recinto”. Nadie esperaba que después de la movida del acceso al recinto, el caos continuara dentro del propio festival.

Según informaron los medios aquel año, la tecnología también falló en el interior del festival, donde algunos datáfonos quedaron inservibles por momentos. Esto generó largas esperas en los establecimientos del festival, el único lugar donde los asistentes podían conseguir comida y bebida. Ya en 2017, la organización FACUA denunció a la promotora del Mad Cool por las abusivas restricciones impuestas a los usuarios para poder acceder a los espectáculos: la organización únicamente autorizaba el acceso con una botella de agua de 50 centilitros sin tapón.

La caída de un cabeza de cartel

Quizás el colmo de la edición de 2018 fue la caída de Massive Attack del cartel. La noticia se supo el mismo día del concierto, cuando las pantallas anunciaron el siguiente mensaje: “Massive Attack cancela su concierto en Mad Cool justificando molestias de sonido de otro stage”.

Según explicó más tarde la organización, el grupo de Bristol decidió cancelar unilateralmente su actuación achacando que el sonido del escenario donde en ese momento actuaba la banda Franz Ferdinand molestaba para la realización de su concierto. Eran unos de los cabeza de cartel de ese año, por lo que podemos imaginarnos la reacción del público: gritos, abucheos y hasta lanzamiento de vasos. 

La situación fue en escalada hasta que la masa enfurecida comenzó a hacer destrozos. Llegaron a filtrarse a la prensa audios de los agentes de Polícia absolutamente desbordados que anunciaban un colapso global.

Por si fuera poco, al término de una de las jornadas clave, el conductor de un autobús articulado de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Madrid, procedente del festival, se salió de la vía y quedó suspendido de un puente. El vehículo iba sin pasajeros y el conductor resultó herido leve, pero la imagen quedó congelada en la memoria popular como la postal oficial de aquella edición desastrosa.

¿Qué pasará este año?

Mad Cool 2018 fue todo un desastre, pero seamos justos: han pasado cinco años desde entonces. Con los fallos de las últimas ediciones, el festival podría haber tomado nota y presentar este 2023 una edición por todo lo alto. Pero no podemos olvidar las últimas movidas que han rodeado a otros festivales como el Primavera Sound, que siguen reflejando que los grandes eventos musicales siguen enfrentándose a imprevistos año tras año.

De hecho, el anuncio de nueva localización del Mad Cool 2023 hizo que muchos empezaran a especular sobre si los problemas de acceso podrían repetirse este año. Se trata de un terreno al sur del polígono industrial de Villaverde que se encuentra a más de un kilómetro de distancia de las paradas de transporte público como el metro y el cercanías.

Transporte público y ruido

La organización ha anunciado que habrá un servicio especial de 20 autobuses lanzaderas totalmente gratuitos para volver del festival. Además, el metro de Madrid ampliará durante las tres jornadas su horario y la EMT ofrecerá una lanzadera desde Villaverde hasta Atocha. El horario habitual del suburbano se extenderá hasta las 4 de la mañana, pero no es oro todo lo que reluce: desde la parada más cercana hasta el recinto hay 20 minutos andando a través de un polígono y carretera. 

Han conseguido alargar el horario del metro pero, ¿estará el servicio lo suficientemente reforzado? ¿Habrá suficientes metros o los asistentes volverán a viajar como sardinas como ya ocurrió el pasado 1 de julio en La Velada del Año?

La polémica con el transporte público parece que continúa después de lo que ocurrió el año pasado, cuando Mad Cool firmó un acuerdo con Uber. La plataforma de VTC establece sus precios en función de la demanda y en un festival de estas características podemos imaginarnos el nivel de interesados en volver a casa. Algunos asistentes denunciaron haber pagado alrededor de 100 euros para volver a Madrid en la edición de 2022.

Al problema del transporte público se suman las quejas de los vecinos que viven cerca del recinto donde se celebrarán los conciertos. Los barrios de Getafe Norte y Villaverde Alto llevan semanas denunciando el impacto acústico y los problemas de movilidad que esto tipo de eventos causan en la zona.

Como en pasadas ediciones, el cartel del Mad Cool es uno de los más potentes del panorama español: The Black Keys, Red Hot Chili Peppers, Lizzo, Queens of the Stone Age, Sam Smith, The 1975, Nova Twins, Robbie Williams, Lil Nas X o Franz Ferdinand son algunos de los artistas que pasarán por el festival entre el 6 y el 8 de julio. Pero, ¿será suficiente la música para contentar a los asistentes? Esta primera noche podremos empezar a sacar conclusiones.